Párate frente a mí. Mírame a los ojos y enfrenta los gritos de mi alma. ¿La ves? Es aquella niña que ya se convirtió en mujer. ¿La ves? Llora por las noches y no logro consolarla.
Ven, no huyas de lo que te estoy diciendo ahora. No desvíes la mirada hacia la pared para no tener que seguir leyéndome. Alguna vez enfrentame. Asume que no puedo callar más. Necesito que de una vez me tomes como una mujer que necesita una realidad, que ya no puede vivir cuentos de fantasía, con la que ya no puedes jugar.
Párate frente a mí, golpéame si quieres, hiereme con esas palabras que sabes que me dolerán en lo más profundo de mi ser. Saca lo peor, lo animal de adentro. No tengo miedo, yo tampoco tendré piedad. Dejemos el circo de lado y desnudemonos de una vez por todas, muéstrame lo que eres y yo te mostraré quién soy.
Basta, no sigas huyendo de esta realidad, hay que afrontar que ya no somos niños para jugar.
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